Livorno, 1825-1908, Florencia

Con la lectura y la escritura, aprendidas de un modesto maestro, como única cultura, comienza a trabajar en un banco realizando letras comerciales. Allí permanecerá hasta 1845, no sin haber antes descubierto su verdadera vocación, la pintura. Al año siguiente marcha a Florencia, donde se instala en casa de un joven livornés estudiante de Bellas Artes. El ambiente en el que se ve inmerso, le impulsa a decidirse por comenzar a estudiar. De este modo pasa a ser alumno del pintor Bezzuoli en un primer momento, para ingresar mas tarde en la Academia de Bellas Artes, en el curso básico de dibujo y pintura.

Reacio a estudiar las materias teóricas, se dedica a leer literatura y a aprender de la vida. A este respecto Fattori reflexiona en sus memorias: “Era un completo ignorante, pero no creo que para ser artista sea necesario todo aquello que hoy se exige… Libremente he estudiado el arte como lo he sentido”. Este echo pone de manifiesto la esencia de lo que va a ser su pintura, liberada del academicismo imperante, reflejo de retazos de pura vida.

En 1848, la revolución le distancia de la pintura, colaborando con el Partido de Acción como corresponsal, pero a su termino, retoma los estudios de pintura incorporando a su obra un nuevo género, el militar. Llevando consigo un pequeño cuaderno, realiza en el, bosquejos, anotaciones de todo lo que ve. Hacia 1873, realiza su primera estancia en Roma, momento en el que llega un primer reconocimiento siendo nombrado Miembro de la Academia de Pistoia y dos años más tarde, su primer viaje a París. En esta ciudad, conoce y comparte experiencias con Zandomeneghi con quien participa en la Exposición Internacional de Filadelfia en 1876.

En las postrimerías del siglo XIX, habiendo obtenido el reconocimiento definitivo en las exposiciones de Génova y Venecia, entra a formar parte del profesorado de la Academia de Florencia en la disciplina de Dibujo y como titular de un curso de perfeccionamiento en Pintura. Inicia de este modo una intensa carrera docente que le llevará también a la Escuela de Bellas Artes de Florencia. Pese a haber sido nombrado Miembro Honorario de la Academia Milanesa di Brera, las dificultades materiales no son pocas, motivo por el que comienza una etapa de concienciación que pictóricamente plasma en composiciones de marcado verismo social.

A partir de 1900 y hasta el momento de su muerte en 1908, se sucederan los galardones, las medallas y los nombramientos honoríficos tanto en su país como fuera de él.