Realiza su primera exposición, en el año 1977, en la sala de exposiciones de la Diputación de Badajoz, y continua circunscrito al ámbito de Extremadura, hasta que da el salto a Madrid, en el año 1992,con una exposición en el teatro de Bellas Artes de la capital. Desde este momento, ya es asiduo del circuito galerista madrileño, exponiendo en salas como la Galería Rayuela.

Además de sus telas, realiza una prolífica actividad en la edición de libros de Artistas, con títulos como “Cal i grafías” de 1989 o “Colibrí” de 1998.

Su pintura posee una gran dimensión poética, que abandona voluntariamente la tensión que genera la necesidad de una ubicación espacial concreta, para abrirse a un infinito convertido en luz, que ilumina no una anécdota sino su rastro.

Olvido García Valdés escribe acerca de su pintura, en el catálogo de la exposición en la Galería Rayuela “El sueño del Colibrí”: “Sólo sabemos de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellas: la pintura de Javier Fernández de Molina es reflexiva: el ojo va al lienzo y regresa a la mente sin saber qué decir. Se pregunta por eso que percibe, atento en cambio, a su percibir mismo”.